lunes, 18 de marzo de 2019

¿Qué es la voluntad?


 

El término humano de voluntad apunta a aquella aptitud, y/o actitud, que dirige la acción de lo observado hacia una intención concreta.

Ésto de lo observado, puede ser una circunstancia que tras su análisis comprendamos hacia dónde dirige, y hablando de los seres vivos, es lo que quieren y actúan para que se realice.

No obstante, los seres naturales están sometidos a sus tendencias que dominan el comportamiento por encima de todo y producen sensaciones agradables tras su consecución, cuando no es así, genera sensaciones que pueden ir desde la contrariedad hasta el dolor, pero todas incomodan por no ser lo deseable y también generan acciones.

Todas estas sensaciones son una consecuencia natural de nuestra voluntad, pues ello nos sitúa en el contexto y nos informa de lo que, en el mejor de los casos, ha conseguido y en el peor de los casos de las consecuencias obtenidas.

Tengamos en cuenta que voluntad es tanto hacer como permanecer, ya que en ambos casos se adivina una actitud o aptitud, y de ello se entiende que algo o alguien tiene esa voluntad, bien de ser como de pretender.

Pero, ¿qué es lo que hace que tengamos esa voluntad?

Veo que desde el sistema involuntario de la entalpía (energía que un sistema intercambia con su entorno por estar en él), hasta la más entrópica de las relaciones (el grado de desorden que se puede producir en las relaciones), existe un intercambio energético que altera la realidad, e incluso, por el principio de incertidumbre de Heisenberg, cualquier elemento observador cambia el resultado, así que el gato de Schrodinger no se sabe si está vivo o muerto, o vivo+muerto, hasta que se concreta la realidad forzándola a manifestarse en un momento concreto.

Quiero decir con ésto que la realidad está indeterminada siempre, que todo tiene una potencialidad de repercusión y todo se repercutirá cuando aparezcan en el mismo entorno. Y ésto es válido tanto para materia inerte como para la considerada no inerte.

De la realidad siempre podremos decir que hay una voluntad, que es la de ser, o mejor dicho, la resultante de todo ese intercambio de energías es la voluntad resultante, siendo lo que tiene que ser, pero hasta que no se llega a esa resultante no se concreta esa voluntad, es decir, no se sabe lo que se es. Esto quiere decir que mientras se están combinando las repercusiones no hay una voluntad definida, y lo que puede parecer caos y desorden, en realidad es la instantánea resultante de las repercusiones, las cuales van generando nuevas situaciones que, a su vez, se repercuten generando la misma cadencia hasta que queda sólo una resultante, y eso es la realidad.

Dicho ésto, se entiende que desde el mundo de las partículas elementales, y de sus repercusiones en los diferentes contextos posibles, se van creando los elementos químicos concretos, y de la combinación de ellos se crean los compuestos minerales, todos ellos inertes. Tienen una organización interna estable que les hace ser lo que son y no precisan más que de esas condiciones externas para seguir siéndolo, pues sus repercusiones son dependientes del contexto natural en el que se encuentran. No son estructuras sin movimientos sino que más bien son estructuras cuyos movimientos dependen de ese contexto, otorgándoles gran estabilidad per sé, llegando, como mucho, a producir su combinación con otras estructuras coexistentes, y generando los compuestos materiales de la realidad.

Cada cual tiene su propia voluntad y es la de ser en esa estabilidad que le otorga su configuración, pero nada es absolutamente estable ni absolutamente inalterable, pues ante determinadas circunstancias ambientales cambiarán, porque es a ello a lo que le obliga su nuevo equilibrio, que es el que le hace ser.

Estos elementos y compuestos son lo que son por dos razones fundamentales, por un lado porque su estructura interna es estable en sí misma y por otro lado porque el contexto le hace ser lo que es. Constantemente se alimentan de la resultante que genera el contexto y no precisan nada más para ser lo que son.

La química es lo que les hace ser y ésto genera que se repercutan físicamente en el ambiente en el que se encuentran con las fuerzas inherentes e ineludibles, situando la resultante de su propia fuerza interior allá donde pueda ser, bien sea en transformación, bien desplazamiento, bien estabilidad.

También existen determinadas configuraciones de compuestos elementales a los que les otorgamos el concepto de vida, pues les advertimos voluntad propia para mantenerse, y de ésta manera van buscando sus propios equilibrios con el ambiente, pero siempre dependen del contexto, pues no todos pueden subsistir en todos los contextos.

Hay una especialización de su voluntad en el contexto donde se encuentran, y dicha especialización se produce precisamente para cumplir con sus tendencias innatas de vivir y adaptarse, lo cual se produce de dos maneras, por un lado aprendiendo del ambiente mecánicas adaptativas y por otro el de generar otro ser con algo del aprendizaje adquirido, lo cual le ayudará a vivir al nuevo.

Dichos compuestos, a los que llamaré seres, viven en constante búsqueda de vivir, su configuración particular es muy inestable y precisan de esos aprendizajes para suplir lo que su configuración interna no es capaz de realizar por sí misma, que no es ni más ni menos que existir. En realidad viven superando su muerte pues todas sus acciones las llevan a cabo para superar los constantes desequilibrios a los que se ve sometido, y de una manera u otra, le conducen a su muerte. Desde este punto de vista, se pueden considerar más vivos cuando se encuentran en un punto de baja necesidad de acciones, es decir, cuanto menos actúan ya que no precisan superar esos desequilibrios, y por lo tanto son más estables.

Ésto sería semejante a ese estado en el que se encuentran los objetos en sì mismos, que tan sólo dependen de las condiciones externas para ser quienes son y existen sin mayor resistencia.

Cuando el ser vivo está en desequilibrio, dicha existencia se ve constantemente amenazada por las voluntades concurrentes, de ahí que su propia voluntad les conmine a actuar, así es que se defiendan, ataquen, se escondan, descansen, se nutran, excreten, se reproduzcan y socialicen, no se si me dejo algún comportamiento llamado voluntario de estos seres, pero estos engloban la mayoría de acciones que son capaces de llevar a cabo, de manera que podemos decir, que estos seres son tan desequilibrados que están menos vivos que los elementos y compuestos de los que están conformados, y se ha llegado a un ser capaz de buscar lo que necesita para subsistir, pues el resultante conjunto en el que ha concluido así se lo demandará, precisando de acciones constantes que apunten a la única voluntad posible, la de vivir.

Como seres humanos, ésto lo vemos al revés, decimos que los seres vivos son los que tienen voluntad y los objetos inertes no, pero el objeto es mucho más estable y su voluntad sólo depende del contexto, por lo general estable, y el ser vivo, sin esa voluntad de ir buscando vivir sería inviable ya ese mismo ambiente es para él inestable.

¿Es posible que esté más vivo quien no necesite nada más que ser para ser, que quien precisa de constantes aportaciones a su ser para poder seguir siendo?

Si analizamos el comportamiento de cualquier ser vivo, concluiremos que todo lo que hace es para vivir, y cuanto hace el ser inerte también, por lo que éste es el nexo de unión, ambos quieren vivir, en un caso lo llamamos vida y en el otro sólo ser, pero ambos, a su manera, comparten la misma voluntad.

Quizá esta visión de la voluntad nos haga comprender a los sere humanos, que lo que llamamos voluntad ha de verse así, y no de otra manera.

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